Opinión

Desdolarización ahorrando en Argentino Oro

por Paulo Germán Ares*

El Argentino Oro es una moneda que fue creada por la ley 1130 en el año 1881, bajo el criterio del patrón oro, tiene el valor del oro mineral con una pureza de 0,900 de 8,0645 gramos. Sobre esta moneda que nunca fue derogada, el BCRA publica su cotización en forma trimestral y se utiliza en el Código aeronáutico. Por tanto, nuestro país tiene dos monedas instituidas por ley: el Argentino Oro y la conocida de curso legal que es el peso (establecida por la ley 23.928). Ésta como sus antecesoras, han fallado para la comunidad nacional en su funciones de valor de reserva.

Recientemente el ministro de economía ha hecho declaraciones públicas sobre la dolarización que existe en el país, tendencia que pareciera retroalimentarse, en parte, por una memoria histórica que agrava la desconfianza, que hace buscar en el dólar, una moneda que le garantiza un refugio de valor permanente a los ahorros de los ciudadanos. Esta dinámica que se inicia a mediados de la década de 1970 no ha dejado de profundizar y se acelera con las crisis cíclicas del país.

El BCRA no nos ha dado la opción de ahorrar en el Argentino Oro, siendo que desde esa misma época la entidad pública su cotización. Sin ponernos a buscar los motivos, hoy en día los argentinos tenemos podemos, a pesar de las restricciones, de ahorrar en dólares pero ninguna posibilidad en ahorrar en la moneda nacional creada en 1881.

El Argentino Oro por su valor intrínseco atado por ley al oro mineral, es una opción muy competitiva frente al dólar, que evitará que el ahorrista argentino frente a una crisis de su moneda de curso legal pierda el valor de sus esfuerzos. La mayoría de los ciudadanos no opta por la moneda extranjera por cálculo de rentabilidad sino, como dijimos, como reserva de valor, función que, como vemos, en el siguiente cuadro, el Argentino Oro cumple con creces.

La idea no es acuñar (imprimir) el Argentino Oro, que implicaría tener dos monedas nacionales circulando, sino que el BCRA emita un certificado de tenencia garantizado con reserva de oro, y quede expresado en nuevas cajas de ahorro que puedan abrirse en todas las entidades del sistema financiero. Por lo tanto, el objetivo no sería retirar el Argentino Oro y ahorrarlo fuera del sistema, sino que cuando decidamos salir de dicha inversión se nos pague el valor en pesos, que estaría garantizado por el BCRA.

La cotización tiene que seguir siendo oficial como lo es ahora, pero ya no trimestral sino en tiempo real y con un mecanismo transparente en relación a la cotización del oro y otras variables como el tipo de cambio.

Actualmente el BCRA tiene 61,74 toneladas de reservas de oro, eso implicaría que existe la posibilidad de vender unos A$O 7.655.775,31 para que la ciudadanía pueda ahorrar en una moneda nacional que le sea útil como reserva de valor. Decir que sea reserva de valor no significa que su precio vaya a mejorar siempre frente al dólar, sino que frente a una devaluación del peso, el ahorrista no sufriría grandes pérdidas.

Si el BCRA diera esta posibilidad a los ciudadanos de ahorrar en Argentino Oro (8,0645 gramos de oro), no solo bajaría la presión de demanda con el dólar sino que todo flujo hacia esta moneda implicaría en una primera instancia monetizar las actuales reservas de oro, que con una onza (23,35 gramos) a más de U$S 1807 son más de 3.900 millones de dólares con proyecciones alcistas. Pero además, si ese flujo se administra fortaleciendo (comprando) las reservas del mineral podría duplicarlas en el término de un año.

Es fundamental que como comunidad encontremos el modo en que nuestro esfuerzo de ahorro individual tenga al mismo tiempo como resultado un proceso virtuoso para fortalecer el sistema financiero, económico- productivo y social, que no implique el riesgo de perder en una devaluación del peso, los esfuerzos personales y familiares acumulados.

Ciertamente que el sistema financiero tiene instrumentos para que el ciudadano no pierda frente a la inflación u otros para evitar el impacto de una devaluación, pero estos por su complejidad son para un sector ínfimo de nuestra sociedad y no para el grueso de la población que utiliza la moneda extranjera como ahorro personal porque es fácil comprender y simple de cambiar. De ahí, la solución a la dolarización no son los instrumentos que pueda generar la Comisión Nacional de Valores, sino que pasa por generar un mecanismo simple como es el Argentino Oro.

Pensemos que en los últimos años, hubo meses donde en promedio más de diez personas por segundo compraron dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), lo que arroja unos 600 ahorristas por minuto, y cerca de 4 millones de personas que realizaron compras de dólares. En este sentido, la política monetaria ha restringido esta pulsión social de ahorrar en una moneda fuerte extranjera sin encauzar positivamente dicho ímpetu que hoy es mucho más fuerte. Por eso la accesibilidad a la compra del Argentino Oro debe ser lo más amplia posible en cuanto horario (24h) y días (7d), y en todas las plataformas digitales del sistema financiero, con un spread (compra-venta) ínfimo, o inferior al 0,10%.

Por prudencia administrativa, la compra del Argentino Oro con pesos debiera tener un esquema de límites, aunque más flexibles que la compra de moneda extranjera, ya que en una creciente demanda puede obligar al BCRA en algún momento a utilizar sus dólares (reservas líquidas) para atesorar reservas de oro, distinto el caso de la compra realizada en moneda extranjera, que no tiene sentido que tenga límites. Incluso para esta opción se podría pensar en un futuro de micro blanqueo o en un símil dólar soja para pequeños ahorristas.

Si con el Argentino Oro se captará el 50% de lo que la ciudadanía cotidianamente ahorra en dólares, el BCRA podría duplicar sus reservas de oro en el término de un año, sin otro esfuerzo que encauzar la pulsión de poseer una moneda fuerte hacia la nacional y liberar la moneda extranjera para ser utilizada en importaciones que necesite el sistema productivo. Esto sin ningún tipo de riesgo para la autoridad monetaria, que además, una vez reglamentado el nuevo instrumento de ahorro, podrá darle otras funciones en las operaciones dentro del sistema financiero y la CNV.

*Abogado. Socio Fundador de Fundación Pro.Y.E.C.T.Ar. (Programas y Estrategias de transformar Argentina), Autor de varios libros: “Perón vs Kissinger”, Ediciones Fabro, 2013/ 2° Ed 2020; “Argentina 2030”, Ediciones Fabro, 2014; con Miguel Barrios de: “Repensar a Perón”, Ediciones Fabro, 2016. y “Teología de la cooperación” (tesis), Editorial Intercooop, 2018 / 2° Ed Ediciones Fabro 2019.

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